Muchos hemos escuchado el repetido refrán "Más vale estar solo que mal acompañado". Si bien la soledad en la mayoría de las ocasiones representa una idea negativa, la trillada frase cobra sentido cuando se trata de andar con personas que representan una mala influencia en nuestra vida.
Los amigos pueden ser compañeros de aventuras, pero también existen ciertos lazos que pueden no ser del todo saludables. A menudo un niño comparte ciertos intereses con uno de sus amigos, pero es difícil que comparta absolutamente todos los intereses con ese amigo. Así se pueden generar roces entre ellos.
Por ejemplo, si un niño comparte con otro su pasión por algún deporte pero este niño, a su vez, es muy inquieto intelectualmente y necesita estimulación de este tipo, es probable que si su compañero de juegos no tenga esta misma inquietud (el amor o la necesidad por aprender) y se sienta desplazado, intentando que aquel deje de lado esta pasión por el aprendizaje.
De hecho los niños suelen hacer a un lado a aquellos que no comparten sus mismos intereses. Por esta razón debemos estar atentos en cuanto a las amistades de nuestros hijos y la forma en que ellos se relacionan.
Consejos para ayudar a los niños diferenciar entre las buenas y las malas influencias
Estimular su autoestima. Esto ayudará a que los niños no acepten propuestas de sus compañeros por la simple necesidad de aceptación.
Enséñales a diferenciar lo que es correcto de lo incorrecto para que ellos tengan las herramientas en cada situación que se les presente.
Genera un hábito de conversación con tus hijos. Esto ayudará a que ellos confíen y hablen de cualquier cosa.
Conoce a los amigos de tus hijos. Así podrás reconocer cuando ellos son una buena o una mala influencia para ellos.
Enséñales la necesidad de decir “no” en ciertas ocasiones. Esto ayudará a que los niños puedan reconocer y aplicarlo cuando lo necesiten. También es de utilidad que ellos se alíen con algún niño para que no se sientan presionados cuando deben decir “no” a ciertas cosas.
Relata experiencias (personales o de terceros) sobre las consecuencias de ceder ante influencias negativas. Puedes contar anécdotas o recurrir a historias, fábulas o cuentos para ello.
Amplía su grupo de amistades. Permite que el niño tenga más de un grupo de pertenencia para que ellos comiencen (a corta edad) a reconocer quienes son buenos compañeros y ayudan en su propio progreso y quienes no lo son.